Pereza me da sólo pensar lo que se nos viene encima a partir del día 6 de mayo que comienza oficialmente la campaña electoral. El pasado 29 de marzo la reforma de la Ley electoral obligó a los partidos a quitar TODA la publicidad de radios, televisiones y vallas que empezaba ya a invadir nuestras ciudades ¡bendigo ese día! De hecho, yo iría más allá.
De cara a estas elecciones municipales y con el hastío y la desesperanza instalada en la mayoría de los votantes, el tema central de las conversaciones sobre los comicios con mis conocidos versa sobre la incapacidad de la clase política, la falta de interés por solucionar ciertos problemas, la tomadura de pelo a todos y cada uno de los ciudadanos y sobre todo, la facilidad con que se despilfarra el dinero que no es propio.
Desde mi punto de vista y mi incredulidad hacía la clase política española yo prohibiría absolutamente las campañas electorales como las conocemos actualmente. En la era de las nuevas tecnologías ¿qué necesidad hay de que los lideres de los partidos se recorran España a gastos pagados para dar mítines a los que sólo van los que tienen en su casa ya la bandera y el carnet del partido?
5 minutos semanales de entrevista sobre el programa electoral y cuestiones de importancia en televisión a cada uno de los candidatos, una página web donde se cuelguen los programas claramente explicados para que se los lean los que componen el 1% de la población que vota según el programa y punto. Y el que quiera más bombo que se busque financiación privada y apoyos de verdad, no una subvención recibida por el mero hecho de existir.
Habrá gente que lea esto y piense que es una barbaridad antidemocrática o algún calificativo por el estilo sin embargo, la barbaridad democrática es gastarse ese dinero en publicidad, que nadie se lea los programas electorales, que no haya mecanismos de control que obliguen a los gobiernos a cumplir con lo prometido, que los que manejan el país no tengan que tener ningún tipo de formación nada más chupar el culo del número uno de su respectiva organización, que llegar a concejal (como mínimo) sea sinónimo de hincharse el bolsillo… eso si es antidemocrático, y eso es la política en nuestro país.
Otro día me desquitaré con la distribución de los escaños o el poder que adquieren los partidos minoritarios en este “fácilmente mejorable” – por no decir “arcaico e injusto” – sistema electoral.
Cuadro de la primera subvención que han recibido en este 2011:
**¿¿PSOE-PSC es que es otro partido diferente al PSOE??
Unos cuantos enlaces sobre el dinero que reciben los partidos:
Las subvenviones de los partidos suben un 33% en 2011
PP y PSOE se embolsan más de 25 millones para gastos electorales
Para terminar os dejo una genial viñeta de Forges:
Actualización: Se calcula que los partidos políticos van a gastar 225.000 euros en la campaña nacional (4-11-2011)
Mira con lo que me encuentro la misma tarde que escribo la entrada en el blog: El Consejo de Europa suspende a España por la oscura financiación de los partidos. La investigación ve especialmente opacas las ayudas municipales.
Aqui os dejo el enlace al artículo: http://www.elpais.com/articulo/espana/Consejo/Europa/suspende/Espana/oscura/financiacion/partidos/elpepiesp/20110425elpepinac_2/Tes
Realmente son absurdas las campañas electorales, mucho más cuando los partidos políticos ocupan a diario los contenidos de periodicos y noticiarios de radio y televisión. Tenemos sobreinformación sobre ellos. Deberían salir exclusivamente cuando lo que tienen que transmitir fuera noticia, el resto son sólo opiniones sobre distintos temas que no merecen el tratamiento periodistico que se les da. Exclusivamente en el caso de que existieran listas abiertas serían exclusables las campañas electorales, actualmente se vota a unas siglas o encontra de unas siglas, muy pocas veces los votantes conocen los programas electorales y muchas menos los partidos los cumplen. es facil olvidarse de lo prometido cuando no te juegas nada con tu electorado sino solamente con tu jefe de filas que es el que te3 pone en las listas.
Las listas cerradas, otra de las causas de que la clase política de este país sea tan «mediocre» (que generosa soy…)