Antes incluso de traspasar la puerta se percibe que el ambiente del paraninfo de la universidad está muy lejos de la solemnidad de los eventos que alberga habitualmente.
El premio Mandarache en cada encuentro con autor, consigue que 500 alumnos, libro en mano, hablen de literatura y escuchen con interés a los profesionales de las letras en un tono que huye de la conferencia y el adoctrinamiento.
David Monteagudo es el penúltimo autor que visita Cartagena en esta sexta edición de los premios, pero no es un autor más en la lista. Él llega a este premio con Fin, su primera novela publicada, y con tan sólo año y medio de experiencia con los medios, las charlas y el contacto con el público.
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Esta inexperiencia pública marca cada una de sus respuestas dotándolas de frescura y sinceridad lejos del hastío de contestar una y otra vez a lo mismo o harto de viajes y ruedas de prensa. Seguramente, esto también lo notan los jóvenes que se parecen encontrarse muy cómodos formulando preguntas y conversando con un autor que no marca distancias con ellos.
Monteagudo se reconocía nervioso ante su primera experiencia tan masiva sin embargo, su naturalidad y su tranquila forma de ser hacen que el diálogo con los estudiantes sea fluido y cordial.
Fin ha llegado a las librerías de la mano de la prestigiosa editorial Acantilado que se sorprendió de la calidad del texto en cuanto llegó a sus manos. Desde que la editorial apostara por el escritor todo han sido buenas críticas y éxito en diversos aspectos. Éste es quizás el punto que más sorprende al autor que reconoce que nunca pensó en un público en concreto mientras escribía Fin, “es verdad que el éxito que está teniendo en la juventud me sorprende e incluso gente que yo pensaba que no había leído un libro en su vida se me ha acercado y me ha dado la enhorabuena por el libro”.
Según Monteagudo, Fin no nació enmarcada en ningún género en concreto y cuando le comentan que su novela “da miedo” o hace “pasarlo mal a quien la esta leyendo” él se limita a reír y responder que “quizás se me fue un poco la mano con la tensión”.
Es curioso éste aspecto, pues crítica y público coinciden en destacar esa tensión terrorífica como una de las mayores virtudes de la novela e incluso le han otorgado el premio Norte a la mejor novela de terror publicada en España en 2009. El escritor, fiel a su espontaneidad, razona esto con una gran máxima del éxito: “los grandes aciertos aparecen cuando no los buscas”
A la salida del encuentro entre jóvenes y escritor habló con un grupo de chicos de 15 años. Algunos reconocen que no tienen hábito de leer y otros que nunca habrían comprado ese libro en una librería sin embargo, todos hablan con entusiasmo de Fin, de cómo se “engancharon” con la historia, de las veces que pasaron miedo y de cómo intentaban avanzar en casa para que en clase nadie les adelantara nada de los acontecimientos, es decir, todos hablan con entusiasmo de la lectura. Esta imagen resume el principal objetivo del premio Mandarache y David Monteagudo personifica actualmente dos ingredientes básicos para conseguirlo: la pasión por los libros y la frescura del que comienza algo nuevo.
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