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Patteando Cartagena: La vida en verso

¿Hace cuánto tiempo que no leen poesía? Yo puedo decir que hacía años y que esta semana he vuelto a hacerlo con mucho gusto gracias a un joven almeriense de nacimiento y cartagenero de adopción.  

Patteando Cartagena publicado el 2 de febrero de 2014

La vida en verso

Esta semana mis pasos me han llevado a tres eventos en nuestra ciudad. El primero fue el martes en El Escenario, que en el poco tiempo que lleva abierto, se ha ganado muchas líneas por la programación cultural tan interesante que ofrece. Allí, me sorprendió gratamente un auditorio lleno. Ni una aguja cabía en el local y tener una silla era poco menos que un tesoro. Esta circunstancia seguro que no les está sorprendiendo mucho pero sí lo hará cuando les diga que lo que se presentaba era un libro de poesía.

Si los coches hablaran es el título del segundo poemario del joven Simón Hernández Aguado. Joven porque tiene 22 años, pero como bien decía Paco Marín en su presentación “con una madurez sorprendente en sus poemas”. Madurez en sus poemas y en sus palabras al hablar de su vida, de sus planes de futuro, de la poesía, de los problemas… madurez al contar lo que hace y por qué lo hace. En el auditorio una marabunta de jóvenes y niños de unos 10 años. ¿Niños en una presentación de un libro de poesía? Sí. Son los niños del equipo de balonmano que entrena Simón y que lo miran y escuchan con admiración y atención. “No hagáis caso de nadie. Tener ideas propias aunque sean equivocadas, es lo más valioso que podéis tener”, Simón se refiere a los chicos cuando pronuncia esa frase, sin embargo, los adultos de la sala tomamos nota mientras asentimos con la cabeza y sonreímos.

Antonio Parra, también encargado de la presentación del libro, se deshacía en halagos hacia la profundidad de los poemas de Simón mientras se intercalaban lecturas de los poemas por voluntarios del público y el propio poeta que por cierto, decidió estar cómodo en el acto y a pesar de la negativa de su abuela, presentó el libro en pijama.

Patteando CartagenaLa que también estuvo muy cómoda aunque no fue en pijama, fue Kata Moreno el jueves en Carrots donde presentó su cuarta exposición de fotografía. En esta ocasión centrada en los graffitis que podemos ver por Cartagena y que le han servido a ella para crear sus propias obras digitales. “Paseando un día me di cuenta de la cantidad de graffitis que hay y de que son verdaderas obras de arte” me comentaba la artista y es verdad que yo también lo he pensado alguna vez. Rápidamente a mi mente asoman las paredes del arco de la calle Gisbert, la fachada del Pabellón municipal de deportes o la subida de San José hacía la universidad como ejemplo de estas obras de arte que decoran nuestras calles.

La fotógrafa estuvo acompañada de amigos y conocidos pero también de alguno de los creadores de las pinturas que fueron a ver con curiosidad en qué se habían convertido sus obras. Una visita que Kata agradeció mucho.

El viernes volví a las letras con la presentación de La Cruz de Saraís de Jordi Badia y Luisjo Gómez que presentaron Mar Casas y Patricia Sánchez. La cita reunió a muchos cartageneros en el Bar La Catedral, entre ellos escritores como Alberto Alonso o Ana Ballabriga que disfrutaron, como todos, de las palabras de los autores. Intriga, misterios, órdenes religiosas e historia fueron los componentes con los que iniciamos el fin de semana.

Y a estas alturas seguro que muchos os los habréis preguntado ya: ¿Qué pasaría si los coches hablaran? “que desnudarían nuestros secretos”, asegura convencido Simón.

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